sábado, 8 de diciembre de 2007

Socialismo-Democracia y Capitalismo-Autoritarismo

Socialismo-Democracia y Capitalismo-Autoritarismo
Por: Omar Marcano



Capitalismo, Socialismo y Democracia

Una sentencia: el capitalismo (sistema económico) y la democracia (sistema político) son contradictorios, no pueden estar juntos porque no son compatibles. Parafraseando a Stallman, el sistema capitalista es muy bueno para una sola cosa: que unos pocos acumulen riqueza.

En efecto, lo que hace incompatible al capitalismo con la democracia es la acumulación desmedida de la riqueza, la cual pone en manos de un pequeño grupo de la sociedad tanto la capacidad de influir sobre las decisiones políticas (con mayor poder que el que les correspondería en una sociedad verdaderamente democrática) como la de acumular aún más riqueza que la que poseen, en detrimento de aquellos que no tienen acceso al capital.

El capitalismo es un modelo económico insostenible a largo plazo, ya que un sistema basado en la pura acumulación de capital provoca la miseria, la pobreza de las mayorías y pone en peligro la existencia de la humanidad por los altísimos grados de consumismo que su misma doctrina profesa.

Lo que más se acerca a la práctica capitalista, en cualquiera de sus presentaciones, ya que el capitalismo en su concepto es siempre salvaje, es el sistema político autoritario, ya sea dictatorial tipo Pinochet (con un legado de muerte en nombre del crecimiento económico sin humanismo) o tipo "democracia" norteamericana, donde la dictadura se expresa mediante el dominio de dos partidos elitistas que se alternan en el poder y presidentes elegidos por un consejo de notables escogidos por el pueblo. Es la dictadura empresarial constituida por políticos multimillonarios que conforman un poder legislativo fuerte y cohesionado con el ejecutivo. Adicionalmente, esta "democracia burguesa" que jamás va a constituir un muro de contención contra el fascismo, por ser un modelo infame de dominación que se practica más fácilmente en el sistema capitalista, pues es precisamente en su interior en donde éste nace y se desarrolla.

Las consecuencias de todo ello se pueden resumir mediante hechos concretos: un informe de la ONU indica que los 500 individuos más ricos del mundo tienen más ingresos que los 416 millones de personas más pobres. Por otro lado, por cada dólar que se invierte en combatir la pobreza en el mundo, el imperio gasta diez en armas. Este resultado tan catastrófico es producto, en gran medida, del individualismo, una característica indispensable del capitalismo, elemento necesario para dar el paso hacia el neoliberalismo, lo que en resumen el Papa Juan Pablo II denominó, seguramente iluminado por el Espíritu Santo, “el Capitalismo Salvaje”.

Tradicionalmente ha existido el lugar común entre las minorías privilegiadas que los pobres tienen la culpa de ser pobres porque "no trabajan suficientemente para lograr comprar casa, carro y lujos", resulta que los seres humanos tienen distintas capacidades para realizar cosas o para acumular riquezas, y eso lo aprovecha aún más el capitalismo salvaje para usarlo a su conveniencia.

Los menos capaces se van quedando atrás como consecuencia de la competencia feroz, van constituyendo el "ejército de reserva", la fuerza laboral que requiere el mercado para mantener los privilegios de una minoría más capaz de apropiarse de los recursos, argumentando que los mismos son escasos para tanta gente. De hecho, la sociedad neoliberal-capitalista ha negado la libertad o autonomía de acción de los grupos que la conforman, debido a que gracias a la gran acumulación de los recursos -y al poder que genera su posesión- se desconoce el valor intrínseco del ser humano al medírsele y juzgársele socialmente sólo sobre la base de su capacidad para acumular riqueza. Las políticas relacionadas con estas doctrinas minimizan a su máxima expresión los programas sociales, para ellos son antiganancias, no son inversiones, el bienestar se logra sólo con la acción de la mano invisible del mercado, lo malo es que eso a la larga constituye una bomba de tiempo, ya lo vimos en Venezuela con el Caracazo de 1989.

El socialismo es el único sistema económico que existe en la historia de la humanidad capaz de provocar un verdadero despliegue de la democracia, la cual permite una distribución equitativa del poder popular. En este caso los hombres no actúan solamente por el deseo económico o el simple análisis de costo-beneficio, sino que también lo hacen en correspondencia a valores y metas comunes, hecho que los une para la acción colectiva. Con el sistema económico socialista, se facilitan las formas de decisión democráticas que ponen el énfasis más en la discusión y en la comunidad que en las impersonales y alienantes relaciones de mercado.

¿Cómo hacer realidad la práctica socialista? ¿Cómo llevar a cabo este objetivo? ¿Cómo evitar la repetición del fracaso de la Unión Soviética? Las respuestas a estas preguntas deben ser parte de un gran debate nacional.

Cada región tiene su historia e idiosincrasia distintas, por ello los modelos a implantar no deben ser copiados, los mismos tendrán que ser endógenos, sacado de las propias raíces de los pueblos originarios, un modelo que debe discutirse y debatirse con todos y todas.

El reto consiste en crear un modelo económico socialista que utilice los incentivos de manera de generar eficiencia superior al modelo económico capitalista, con la finalidad de lograr la igualdad de oportunidades en la búsqueda de la autorrealización, el bienestar, la influencia política y el status social de todo el pueblo.

La incompatibilidad entre Capitalismo y Democracia

La democracia y el capitalismo son incompatibles porque éste último es una forma no democrática de organizar la economía. El capitalismo no organiza la producción y la distribución de la riqueza sobre la base de los derechos del pueblo sino sobre la base de la acumulación de la riqueza, que en gran proporción es poseída por unos pocos.

Los pobres sólo pueden mejorar sus condiciones de vida siempre que eso haga más ricos a los ricos. El capitalismo tiende a incrementar las diferencias sociales, que no han podido ser superadas a pesar de la intervención del Estado, por ser el instrumento mediante el cual la democracia burguesa ha intentado cumplir las promesas de justicia social.

Este instrumento funcionó parcialmente mientras la democracia burguesa y el capitalismo tenían el mismo tamaño, es decir mientras ambos eran de escala nacional. Sin embargo, mientras que el capitalismo se ha hecho global, las democracias burguesas siguen siendo nacionales. Esta desproporción ha impedido contundentemente que el Estado pueda corregir la desigualdad atroz que genera un único capitalismo global. Por eso, por ahora, el capitalismo y la economía de mercado le están ganando la partida a la democracia y al socialismo.

Kant divide al hombre en dos partes: por un lado esta la razón, por el otro las pasiones y los intereses. La democracia y, por lo tanto, el socialismo, son sistemas de la razón, de justicia y libertad universales. La democracia burguesa y el capitalismo son los sistemas de las pasiones y los intereses, sistemas de dominio y de poder.

Así mismo, se nos ha enseñado que la justicia se aplica en nombre de la razón. La justicia exige respeto a los derechos del otro, el sacrificio a favor de los derechos del débil, sin esperar que nos devuelva algo a cambio, éste es el sentido más profundo de la democracia. La justicia, por lo tanto, es una propuesta incondicional, se hace a cambio de nada. La razón (el socialismo) no tiene una energía propia que le permita cumplir sus propios ideales, su incondicionalidad. Las pasiones y los intereses (el capitalismo) en cambio, sí tienen una fuerza propia, atraen al hombre como la gravedad atrae a los cuerpos. Así la justicia, fundamentada exclusivamente en la razón, acaba cayendo bajo el peso de las pasiones y los intereses.

La democracia y el socialismo han basado su justicia en fuerza inexistente de la razón, y por esto su falta de vigencia. Por esto el socialismo (basado exclusivamente en una razón que presuntamente es autosuficiente) cayó, por ahora, bajo el peso del capitalismo, de los intereses y de las pasiones. Un mundo donde gana siempre el más fuerte, o el más competente.

Pero sí hay una esperanza, esa esperanza es el amor. La fuerza del amor es la fuerza de los débiles, es la fuerza que necesita la razón para cumplir sus proyectos y sus promesas, es en el amor donde puede aplicarse plenamente la justicia. Las tradiciones religiosas, y particularmente la cristiana, explican la potencia que implica sentirse amados como hermanos. La razón del socialismo apela a la democracia, a la libertad y a la igualdad mientras que el amor, políticamente comprendido, apela a la fraternidad, por lo que no se puede construir la democracia sino es sobre la base del amor a los demás. Es así como será posible encontrar el camino adecuado para que la democracia finalmente pueda vencer al capitalismo, un camino que nos permita organizar la economía de una manera democrática, es decir, crear estructuras políticas y económicas que nos sirvan para redistribuir la riqueza, garantizar los derechos sociales y controlar las fuerzas productivas para ponerlas al servicio del bien común, un socialismo en el que la igualdad se construye desde la libertad.

Por esto, el destino natural de la democracia debe ser el socialismo, que no tiene nada que ver con el sistema capitalista, donde la acumulación de la riqueza seguirá siendo el instrumento que soporta a la ley del más fuerte.

Capitalismo y Autoritarismo

El sistema político que más se acerca a la práctica del sistema económico capitalista es el sistema político autoritario. Es un autoritarismo que no es posible esconder: es el autoritarismo del dinero. Es el poder financiero el que marca los ritmos en la economía capitalista global. La dinámica de este capital financiero permite manipular la vida cotidiana de la población, en todas sus fases.

La mercantilización de cada vez más aspectos de nuestra vida cotidiana convierten a personas y países en esclavos del poder financiero, en tanto que el dinero se convierte en algo fundamental para conseguir la satisfacción de las necesidades dentro del entorno social, cuyo modo fundamental de obtención de dinero excluye de forma creciente a cada vez más población.

La imperiosa necesidad de dinero aparece como el mecanismo de disciplina por excelencia en el capitalismo global; las condiciones laborales, sociales, la dignidad humana y el entorno ecológico sucumben al poder del dinero, que emerge como mecanismo de explotación de todos los recursos existentes, concentrando y centralizando mediante su acción el poder económico y político.

Este poder es ejercido por las elites de poder mundial, cuya representación más palpable son las grandes corporaciones mundiales que controlan la mayoría de los más grandes e importantes medios de comunicación del planeta, manejan todo el flujo de la información, por lo que la gran mayoría de la población mundial conoce sólo lo que quieren mostrar estos medios, y solo lo hacen verazmente si está acorde con sus intereses económicos y políticos, mientras que la mayoría de los periodistas empleados de esos medios, callan sin preguntar por qué. Los intentos de la red Aljazeera y Telesur y los medios alternativos de comunicación, son solo pequeñas islas en el medio del océano.

Como consecuencia de ello, los valores democráticos, el igualitarismo, la solidaridad y los derechos humanos son desdeñados en el sistema económico capitalista, aflorando entonces inevitablemente la dictadura de la burguesía, la represión a los sectores más desfavorecidos y la complicidad con las corporaciones nacionales satélites de las corporaciones mundiales, lo cual finalmente constituye el semillero de la dictadura más perversa que ha creado el hombre, el fascismo.

Todavía hoy recordamos como los banqueros e industriales apoyaron y financiaron el ascenso de Hitler. Por ello el nazismo nunca se opuso al gran capital y en cambio sí combatió con saña todas las formas de socialismo. El fascismo ejerció un gran atractivo para la clase media, una burguesía que acarició metas de prosperidad, adquisición de propiedad y vio en el fascismo el vehículo para alcanzarlas. Por ese motivo la economía de mercado y la democracia son contradictorios y el fascismo es la demostración más fehaciente de esa incompatibilidad.

Regímenes de autoritarismo capitalista, como el de Bush, bien pudieran significar un regreso al fascismo, momento en que el neoliberalismo se ha vuelto más despótico y opresor en esta época de agresiones terroristas, que sirven para justificar la represión a pueblos enteros.

EE.UU ya está gobernado por una dictadura, la dictadura del dinero, la de los dueños de las corporaciones mundiales, que son los que realmente toman todas las decisiones reales, mientras dan a las masas la ilusión de democracia. Pero la "democracia" en EE.UU, así como en Europa y en otros sitios de Occidente, es sólo un engaño, una cáscara vacía. Es similar a las instituciones de la República de Roma al principio del Imperio, cuando el verdadero poder estaba concentrado en manos del emperador, un sistema depravado, explotador y agresivo.

Y la tan cacareada libertad estadounidense es claramente ficticia, allí no están libres los inocentes cuando no tienen dinero, los más pobres son frecuentemente reprimidos por la policía estadal y local. Realmente hay muy poca libertad real. En el pueblito del norte del estado de New York donde yo viví durante tres años, la noticia mas importante del periódico local era, muy frecuentemente, el rescate de un gato desde un árbol en medio de una nevada, mientras tanto el Papa Juan Pablo II convalecía herido de un tiro de revolver en la plaza San Pedro, al propio Presidente de EE.UU, Ronald Reagan, intentaban matarlo y ellos ni pendiente, simplemente a ese pueblo no le importaba más nada que no fuera su hábitat local. Y eso ocurre en absolutamente todos los pueblitos norteamericanos, no hay uno que se salve de estar adormecidos. Es la acción de un sistema infame que solo le interesa el consumo desmesurado, el placer de unos pocos y no el bienestar del pueblo.

El nivel de vida de las clases media y baja en EE.UU también es un mito, un ochenta por ciento de los estadounidenses se han estado quedando atrás desde 1973, fecha de la primera crisis del petróleo, y cada vez mas sus salarios se ven deteriorados. En la actualidad para poder sobrevivir es necesario que al menos dos personas sostengan una familia de dos hijos, mientras que en aquella época con un salario se vivía una vida satisfactoria. Mientras tanto, pocas personas se han hecho fabulosamente ricas, no mas del uno por ciento, y solo un diecinueve por ciento puede considerarse en condiciones cómodas, algunos comerciantes, abogados, profesionales, periodistas, políticos y banqueros se favorecen del sistema, quienes obviamente son aliados del imperio.

Pero este coloso tiene pies de barro, ya hay evidencias que el sistema capitalista se está cayendo por su propio peso, a causa de las colosales deudas que se han ido acumulando y la corrupción, que es intrínseca de un sistema económico sin la necesaria ética socialista. Esto tendrá que llevar en algún momento a una crisis monetaria de proporciones incalculables y a un grave deterioro ambiental que está ocasionando el exagerado consumismo capitalista, los cuales inevitablemente llevarán al desplome del imperio. El mismo pueblo norteamericano está destinado a derrotar a los dueños corporativos del poder imperial y abolir la dictadura del gran capital. Este pueblo estadounidense, que históricamente ha sido tratado por la elite dominante como estúpidos sin criterio, de ningún modo lo son, en realidad son todo lo contrario, solo hay que tener paciencia para que más pronto que tarde despierte este digno pueblo, formado en su gran mayoría por trabajadores dignos de todos los estratos sociales, campesinos, obreros, profesionales, técnicos, intelectuales, que ya se están informando por distintos medios, incluido Chávez y su gran poder de comunicación, para deslastrarse de la pavorosa ignorancia en que los ha mantenido el gobierno, en complicidad con el congreso, los otros poderes del estado y los medios de comunicación.

Una vez que ese gigante dormido comience a moverse unido con los movimientos progresistas emergentes de América latina y el Caribe, todo el mundo será sacudido hasta sus cimientos, y una nueva luz se abrirá paso, una luz que ya está comenzando a alumbrar los pueblos de América Latina, la del Socialismo del Siglo XXI.



Tomado de la página web www.aporrea.org/ideologia/a39076.html

NUESTRO SOCIALISMO

Reflexiones sobre el Socialismo del siglo XXI

NUESTRO SOCIALISMO
Escribe Fernando Ramón Bossi *


La concentración del capital sigue avanzando a pasos acelerados, como bien lo señaló ya hace más de 150 años Carlos Marx. El desarrollo de las fuerzas productivas a través de la revolución tecnológico-científica de las décadas del 80 y 90 imprimió una mayor fuerza en esa dirección. Como consecuencia de ello, poderosas empresas multinacionales incrementaron su poder, se fusionaron con otras o las absorbieron, llegando a la cifra escandalosa de que las 200 empresas oligopólicas más importantes manejan el 26 por ciento de la producción mundial.

En síntesis, conjuntamente con esa tremenda concentración del capital y las riquezas en pocas manos, el mundo actual padece guerras, hambre y desolación, es el mundo regido por las leyes del capitalismo, por su lógica intrínseca y por su más feroz expresión, el imperialismo global hegemónico nazifascista.

Pero el capitalismo de hoy atraviesa por una etapa de profundas contradicciones, irresueltas desde su nacimiento y de imposible resolución en el marco del propio sistema. El intelectual húngaro Istzán Mészáros, en su libro Socialismo o Barbarie, señala, entre las principales contradicciones que son insuperables dentro del capitalismo: 1) la producción y su control; 2) la producción y el consumo; 3) la competencia y los monopolios; 4) el desarrollo y el subdesarrollo (centro y periferia); 5) la expansión económica mundial y la rivalidad intercapitalista; 6) la acumulación y la crisis; 7) la producción y la destrucción; 8) la dominación del trabajo y la dependencia del trabajo; 9) el empleo y el desempleo; 10) el crecimiento de la producción a cualquier precio y la destrucción del medio ambiente.

Este cúmulo de contradicciones insuperables por el sistema capitalista se traduce hoy en pobreza para las grandes mayorías, guerras, hambrunas, explotación y deterioro del medio ambiente. Nunca antes en la historia, la supervivencia de la especie humana estuvo tan amenazada por el poder destructivo del capital. Es por lo tanto vital para la humanidad toda superar, trascender el capitalismo en el menor tiempo posible; porque la alternativa que se nos presenta en el futuro cercano se reduce a la simple contradicción “vida o muerte”.

“Es necesario trascender el capitalismo, pero agrego yo, el capitalismo no se va a trascender por dentro del mismo capitalismo, no”, señaló el comandante Hugo Chávez en el gimnasio Gigantinho en el Foro Social Mundial de Porto Alegre en enero de este año. Y agregó: “Al capitalismo hay que trascenderlo por la vía del socialismo, por esa vía es que hay que trascender el modelo capitalista, el verdadero socialismo ¡La igualdad, la justicia!”.

Ahora, ¿de qué socialismo hablamos cuando nos referimos al socialismo que trascenderá el sistema capitalista? “Es posible trascender el capitalismo por la vía del socialismo y más allá, en democracia ¡En democracia!”, afirmó Chávez en el mismo discurso.

Pero vale aclarar que, socialismo y democracia, no es lo mismo que socialdemocracia. Si los viejos socialdemócratas de fines del siglo XIX y principios del siglo XX defendían la tesis de que el capitalismo podía ser superado a través de la lucha parlamentaria, la imposición de leyes más justas y una suerte de reformas que “cambiarían” el capitalismo hasta transformarlo en un modelo de corte socialista, la realidad demostró que esa tesis era errónea. Ese socialismo reformista, que hoy pulula con diferentes rostros, con casas matrices en el norte y filiales en todo el planeta, fue aquel que defendió “la carga del hombre blanco” contra dos tercios de la población mundial. Bajo la excusa de que el capitalismo “siempre significaba un avance contra las economías atrasadas de los países periféricos”, no dud&oac ute; en defender el colonialista y el imperialista en su criminal accionar en todo el planeta. La primera y segunda guerra mundial, confrontación entre los países capitalistas por obtener la hegemonía planetaria, encontró a los socialdemócratas encolumnados con la burguesía de los países en pugna. Ese “socialismo” claudicante; nacionalista en los países imperialistas, cipayo en los países dominados, negociador y reformista, seudo democrático, censor de los movimientos nacionales de liberación del Tercer Mundo, racista y eurocentrista, no puede ser modelo para ningún país que pretenda avanzar en el siglo XXI hacia la liberación y la justicia social. El proyecto socialdemócrata entonces, no es otra cosa que una variante, por “izquierda”, de “trascender el capitalismo dentro del propio capitalismo”; “capitalismo humanizado” com! o alternativa al “capitalismo salvaje”. El socialismo “a la española”, “a la francesa” o a”a la alemana” lejos están de ser ejemplo para nuestros países y pueblos.

Por otro lado, y como ejemplo de socialismo del siglo XX, aparece el modelo soviético, aquel que imperó en la URSS y los países del este europeo, durante más de medio siglo, y que demostró su inviabilidad al implosionar impregnado de corrupción, burocratismo, autoritarismo y diferentes variables de capitalismo con disfraz socialista. La genial obra de Lenin y las masas obreras rusas, sucumbió ante los embates contrarrevolucionarios de adentro y de afuera.

Modelo soviético, socialdemocracia, socialismo chino, vía vietnamita, “juche” coreano, socialismo albanés, socialismo autogestionario yugoslavo, socialismo de democracia directa de la Gran Jamahiriya Árabe Libia, etcétera; son o han sido manifestaciones concretas de socialismo en el mundo entero. Búsquedas originales, experiencias, ideas materializadas en condiciones específicas y momentos históricos determinados. Todas válidas a la hora de ser analizadas, estudiadas y observadas, pero ninguna apta para imitar o tomar como modelo. No porque sean malas experiencias, muchas de ellas, al contrario, valiosas y trascendentes, que brindan aportes sustanciales para determinadas áreas, pero inimitables por su condición única e irrepetible. El socialismo es una idea general, un horizonte alcanzable, no abstracto sino concreto, una alternativa real al modo de producción capitalista, en condiciones históricas determinadas, espacios físicos singulares y culturas específicas.

¿Qué socialismo entonces necesitamos los latinoamericanos caribeños? ¿Cuál es el socialismo del siglo XXI que debe llevarnos definitivamente a una sociedad justa e igualitaria? No caben dudas de que será el socialismo que logremos inventar, desde el aquí y ahora. Un socialismo nacional, popular y democrático: el Socialismo Latinoamericano Caribeño, ¡nuestro socialismo!

En principio, deberemos construir un socialismo sin desconocer los aportes de los grandes forjadores: Carlos Marx, Federico Engels, Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci, Lenin, Mao Tsé Tung, Ho Chi Ming, etcétera. Pero fundamentalmente y esencialmente, con el aporte de todos aquellos que desde nuestra América bregaron por un socialismo no enajenado, criollo, enraizado con las luchas históricas populares, enfrentado al imperialismo y transitando el camino de la liberación nacional. Decía el peruano José Carlos Mariátegui: "no queremos que el socialismo sea, en nuestro continente, un calco; tampoco queremos que sea copia. Tiene que ser una creación heroica". Y allí están las figuras y las obras de Manuel Ugarte, Carlos Prestes, José Carlos Mariátegui, Vivian Trías, René Zabaleta Mercado, Salvador de la Plaza, Carlos Delgado, Ser gio Almaráz, Jorge Abelardo Ramos, Juan José Hernández Arregui, Alfredo Maneiro, Rodolfo Puigross, Rafael Nuñez Tenorio, Gerard Pierre Charles, Antonio García, Ernesto “Che” Guevara, Carlos Fonseca, Eduardo Astesano, Fidel Castro, Julio Antonio Mella, John William Cooke, Raúl Sendic, Miguel Enríquez, Gregorio Selser, Héctor Recabarren, Agustín Tosco, Farabundo Martí, Patricio Icaza, Francisco Bilbao, Jacobo Arenas, Jaime Hurtado, Salvador Allende, entre otros. Esas deben de ser las bases esenciales para tener presente a la hora de plantear el socialismo del siglo XXI.

Ahora, como es bien conocido por todos, la lucha contra el imperialismo, la lucha por la liberación nacional es la primera tarea que los socialistas debemos enfrentar. Y esto implica un profundo conocimiento y compromiso con las banderas patrióticas, democráticas y de liberación. Un socialismo desvinculado de las raíces históricas de nuestros pueblos será un socialismo abstracto, inconsistente, alienado, invertebrado y meramente testimonial. Las luchas por la independencia no se agotaron aquel 9 de diciembre de 1824 en la pampa de Ayacucho, sino que continúan en las luchas del presente. Bolívar, Sucre, “hicieron algo grande –señala Hugo Chávez-, cumplieron la primera etapa de la jornada. Luego vino el frío, se congeló todo, y luego la resurrección y aquí estamos nosotros, pero en la misma larga batalla”.

Ahí esta la gran clave para el desarrollo de un socialismo vigoroso y vital, trascendente y militante, ser concientes de que a las banderas históricas del patriotismo revolucionario le sumamos hoy las banderas del socialismo; que estamos en “la misma larga batalla” del Bolívar histórico. Un socialismo nuestro, concebido como necesidad para alcanzar la justicia, la igualdad y la libertad. El socialismo nuestro, el latinoamericano caribeño, será bolivariano o no será; será “creación heroica”, al decir de Mariátegui, o se perderá en los atajos de la copia y el calco.

El intelectual y revolucionario venezolano, Haiman El Trudi, en su libro El salto adelante, la nueva etapa de la revolución, nos ofrece algunas claves para aproximarnos al socialismo que se está construyendo en la Venezuela bolivariana de cara al siglo XXI y que trasciende el capitalismo: “ 1) Se trata de un socialismo de nuevo tipo, que en nada se parece al capitalismo de Estado ni menos a las lógicas totalitarias que en otras latitudes se reprodujeron en otros tiempos; 2) es un socialismo originario que se está inventando a partir de la interpretación de la realidad venezolana y sus lazos históricos y socioculturales con los demás pueblos latinoamericanos caribeños; 3) es un socialismo que reivindica los aciertos de otras experiencias del mundo y que contextualiza sus contenidos; 4) es un socialismo que centra su fuerza y empuje en nuestras propias raíces libertaria s, 5) es un socialismo humanista, ambientalista, pleno de energía espiritual, que reivindica el amor, la paz, la solidaridad, la justicia y la libertad; 6) es un socialismo desmitificado, que no trasgrede las libertades y derechos humanos y que enfoca en el bien común toda su atención; 7) es un socialismo consustanciado con los tiempos de la historia que se va escribiendo a ritmos acelerados; 8) es un socialismo que se parece poco a los socialismos del siglo XX; 9) es un socialismo construido en colectivo y alimentado por diversas vertientes del pensamiento; 10) es un socialismo que no aplica recetas ni fórmulas doctrinarias elaboradas por preclaros intelectuales; 11) es filosofía de la praxis animada por el bloque histórico Estado-Sociedad, y; 12) es la quietud en el ojo del huracán revolucionario. Es el centro de acción transformadora”.

Nuestro socialismo del siglo XXI entonces, caminará al ritmo de la conciencia de los pueblos, llevando adelante una profunda batalla ideológica contra el pensamiento capitalista dominante, continuando las históricas luchas por la unidad, la libertad y la justicia de los pueblo latinoamericano caribeño, confraternizando con todos los pueblos del mundo, sin perder de vista el objetivo central -la felicidad del pueblo- y forjando, en la marcha, al hombre y mujer nuevo que salvará a la humanidad de la autodestrucción.


* Periodista. Director de Cuadernos para la Emancipación, Presidente de la Fundación Emancipación para la Unidad y Soberanía de América latina y el Caribe y miembro de la Secretaría de Organización del Congreso Bolivariano de los Pueblos.




Unefa Yaracuy / Diciembre 2007 / Hombre y Sociedad / Recopilado por Carlos Vielma

EL CRECIENTE APETITO POR PETROLEO Y GAS NATURAL DE LOS PAISES EN DESARROLLO

EL CRECIENTE APETITO POR PETROLEO Y GAS NATURAL DE LOS PAISES EN DESARROLLO

Por Amy Jaffe
Investigadora Wallace Wilson de Estudios Energéticos del Instituto de Política Pública James A. Baker III de la Universidad Rice

El gran aumento previsto en el consumo de energía por el mundo en desarrollo, particularmente en Asia, combinado con una creciente demanda de petróleo y gas en Estados Unidos, podría crear tensión en los sistemas energéticos y las condiciones ambientales mundiales, afirma Jaffe. Como resultado, dice, puede cambiar el enfoque diplomático, estratégico y comercial de ciertos países asiáticos y conducir a un fortalecimiento de los vínculos económicos y políticos entre los estados asiáticos, los principales países exportadores de petróleo de Oriente Medio y los estados petroleros africanos. Jaffe sostiene que para enfrentar los retos que representan esos vínculos, Estados Unidos debe aumentar la cooperación con sus socios mundiales en el desarrollo de nuevas fuentes de energía, tecnologías para el uso eficiente de la energía y combustibles alternativos más limpios - tanto para reducir las tensiones internacionales como para promover su propia seguridad energética. Estos esfuerzos serán también críticos para asegurar un futuro más brillante para los países pobres que carecen de acceso a recursos de energía costeables, dice.
En las dos décadas pasadas, el crecimiento registrado en el mundo en desarrollo ha resultado en un aumento agudo en el consumo mundial de energía. Ese crecimiento, combinado con la creciente demanda de petróleo y gas en Estados Unidos, podría crear tensión en los sistemas energéticos y las condiciones ambientales mundiales en el transcurso del siglo XXI.
La búsqueda de energía creará nuevos retos económicos y estratégicos y alterará las relaciones geopolíticas. El resultado de estos acontecimientos dependerá de las políticas que adopten los principales involucrados en el mundo en desarrollo y Estados Unidos. Las cuestiones territoriales y el nacionalismo siguen siendo temas decisivos en las relaciones internacionales. Esto significa que se debe manejar con cuidado la seguridad energética de todos para que no se propaguen otras patologías en las deliberaciones en el terreno de la energía.
CONSUMO DE ENERGIA DEL MUNDO EN DESARROLLO
La población continuará creciendo mucho más rápidamente en los países en desarrollo que en el resto del mundo. Para 2030, el porcentaje de la población mundial que vive en las regiones en desarrollo podría alcanzar el 81 por ciento, según pronósticos de las Naciones Unidas. Junto con la rápida expansión económica prevista en los mercados en surgimiento, el rápido crecimiento poblacional llevará a aumentos drásticos en la demanda de energía en el mundo en desarrollo.
Según pronósticos de Perspectivas Mundiales de Energía en 2002 de la Organización Internacional de Energía (OIE), la demanda mundial de energía primaria en 2030 puede sobrepasar en cerca de dos tercios el nivel del año 2000, alcanzando al final de ese período pronosticado un equivalente de 15.300 millones de toneladas de petróleo anual, representando los países en desarrollo un 62 por ciento del aumento. De igual manera, la Administración de Información sobre Recursos Energéticos de Estados Unidos (EIA) prevé que para el año 2025, el consumo de energía en el mundo en desarrollo habrá aumentado a casi el doble.
Debido a que se prevé que las economías en surgimiento dependerán mayormente del carbón y de otros combustibles fósiles, éstas contribuirán mucho más a las emisiones mundiales de bióxido de carbono a medida que aumente rápidamente su demanda de energía. Se prevé que los países en desarrollo representarán dos tercios del aumento pronosticado en las emisiones de bióxido de carbono, las que, según muchos científicos, contribuyen al calentamiento mundial. Cuatro países principales solamente - Indonesia, China, India y Brasil - emitirán 2.000 millones de toneladas de carbono anuales para el año 2010, lo que creará dificultades especiales para la cooperación internacional en las cuestiones relacionadas con el clima. Estados Unidos y las otras naciones industrializadas deben involucrar a estos países en iniciativas multilaterales sobre el clima, como la investigación y el desarrollo de tecnologías de energía más limpia.
El crecimiento en América Latina, donde se anticipa que para el 2015 la demanda de energía primaria aumente en casi el doble de los niveles de 1999, contribuirá también considerablemente a la geopolítica energética del futuro. En lugar de ser una importante región abastecedora para Estados Unidos, América Latina podría llegar a ser una importante región consumidora, que deberá ser incluida en los sistemas internacionales de reservas para emergencias y en las iniciativas sobre energía alternativa.
Se anticipa que el enorme crecimiento en Asia contribuirá considerablemente al mayor consumo de energía en el mundo en desarrollo e impactará grandemente el consumo de petróleo en el mundo, teniendo, por lo tanto, el mayor impacto en las cambiantes tendencias geopolíticas del petróleo. En los países asiáticos en desarrollo, donde se prevé que el consumo de energía alcanzará una tasa de crecimiento medio anual del tres por ciento, comparada con el crecimiento de 1,7 por ciento para toda la economía mundial, se anticipa que la demanda de energía aumentará en más del doble en las dos décadas próximas. Según los pronósticos de la OIE, la demanda en la región representará un 69 por ciento del aumento total previsto en el consumo del mundo en desarrollo y cerca de un 40 por ciento del aumento en el consumo mundial total de energía.
El rápido crecimiento económico de Asia, la enorme urbanización, la drástica expansión en el sector del transporte, y los programas de electrificación, políticamente importantes, tendrán un efecto drástico en la dependencia de energía importada en la región. Si no aumentan en forma significativa los abastecimientos de recursos energéticos renovables y/o las nuevas tecnologías energéticas, el consumo de crudo y gas natural en Asia aumentará sustancialmente y con ello aumentarán considerablemente los retos ambientales. En vista de los recursos insuficientes de la región y su ya alta dependencia de petróleo importado, se anticipa que Asia ejercerá una creciente presión sobre el Oriente Medio y Rusia en los años venideros.
Según el Informe sobre el Mercado Petrolero de 2001 publicado por el Grupo de Inteligencia Energética, un servicio de investigación independiente, el consumo de petróleo en Asia, que excede los 20 millones de barriles diarios, ya es mayor que el de Estados Unidos. Para el año 2010, el consumo total de petróleo en Asia podría ser de 25 a 30 millones de barriles diarios, la mayoría de los cuales deberá importarse de fuera de la región. Puede esperarse que las importaciones de petróleo de China aumenten de unos 1,4 millones de barriles diarios en 1999 a unos 3 a 5 millones de barriles diarios en 2010. Esto ha despertado temores en Tokio, Seúl y Nueva Delhi acerca de competencia o de hasta una confrontación en cuanto a los abastecimientos y las líneas de transporte de los recursos energéticos.
REPERCUSIONES GEOPOLITICAS
Puede anticiparse que la atención diplomática, estratégica y comercial de ciertos países asiáticos cambiará en vista de la creciente necesidad de importar recursos energéticos, y que ello conducirá a un fortalecimiento de los vínculos económicos y políticos entre los estados asiáticos individuales, los principales países exportadores de petróleo del Oriente Medio y los estados petroleros africanos. Estos vínculos pueden significar nuevos retos para el Occidente en lo que respecta a arbitrar posibles conflictos regionales y una rivalidad en cuanto a abastecimientos energéticos seguros, especialmente en casos de interrupción de los abastecimientos, guerra, u otro tipo de emergencias. Por ejemplo, la diplomacia petrolera proactiva de China y su campaña de inversión en petróleo y gas extranjeros, han suscitado preocupación en algunas partes en el sentido de que potencia internacional en surgimiento, debido a su creciente necesidad de petróleo, podría ser susceptible a presiones por parte de los estados productores de petróleo que procuran obtener sistemas de armamentos avanzados o armas de destrucción en masa.
Las preocupaciones medioambientales podrían empeorar los temores sobre la seguridad energética y crear otros tipos de tensiones en el sistema político internacional. De esta manera, son convincentes los beneficios de una cooperación multilateral entre Occidente y el mundo en desarrollo en la búsqueda de soluciones conjuntas a los desafíos del abastecimiento de energía ambientales. Debería considerarse esto de gran prioridad en las gestiones diplomáticas internacionales.
Los costos potencialmente altos de una confrontación por causa de los abastecimientos energéticos y de la degradación del medio ambiente motivan a algunas naciones asiáticas a desarrollar tecnologías energéticamente más eficientes y formas de energía alternativas. Sin embargo, es más probable que en el plazo cercano se trate de diversificar tanto las formas de usar la energía como las fuentes de donde proceden los abastecimientos.
Existe un potencial enorme de mayor participación de Estados Unidos en aumentar la cooperación en desarrollar nuevas tecnologías energéticamente eficientes y combustibles alternativos más limpios, tanto para asegurar la paz y la estabilidad en el mundo como para promover sus propios esfuerzos de asegurar un futuro energético más prometedor.
No obstante toda la atención que se presta al crecimiento económico en Asia, el aumento constante de las importaciones estadounidenses de petróleo es un factor asombroso en los mercados petroleros mundiales. Las importaciones netas estadounidenses aumentaron de 6,79 millones de barriles diarios en 1991 a 10,2 millones de barriles diarios en 2000. El comercio mundial del petróleo, es decir la cantidad de petróleo que se exporta de un país a otro, aumentó durante el mismo período de 33,3 millones de barriles diarios a 42,6 millones de barriles diarios. Esto significa que las importaciones estadounidenses de petróleo representaron más de una tercera parte del aumento registrado en el petróleo que se ha comerciado en el mundo en los últimos diez años. En lo que respecta al comercio petrolero con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el mercado de importación estadounidense fue aun más significativo — más del 50 por ciento del aumento en la producción de OPEP, entre los años 1991 y 2000, fue a parar a Estados Unidos. La actual demanda de petróleo de Estados Unidos es de unos 20 millones de barriles diarios, de los que solamente un 40 por ciento se produce internamente.
SATISFACER LAS NECESIDADES DE LOS POBRES
La cooperación en encontrar nuevas fuentes de energía y tecnologías más limpias y eficientes, además de ser un medio valioso para reducir el riesgo de tensiones y conflictos internacionales, es de importancia crítica para asegurar un futuro mejor para el mundo en desarrollo y reducir la pobreza y la enfermedad en muchas partes del planeta. Al presente, más de una cuarta parte de la población del mundo carece de acceso a electricidad y dos quintos están obligados a depender principalmente de la biomasa tradicional — leña y desechos animales — para satisfacer las necesidades básicas de cocinar y calefacción. Aproximadamente el 80 por ciento de estas poblaciones se encuentra en India y Africa al sur del Sahara. Cuatro de cada cinco personas que carecen de servicios energéticos modernos viven en zonas rurales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), por causa de la contaminación del aire en los hogares, producida por la tradicional energía de biomasa, más de dos millones de mujeres y niños mueren en el mundo cada año debido a infecciones respiratorias.
La dependencia continuada del petróleo conforme según las tendencias de crecimiento antes descritas hará que la comunidad internacional dependa más del petróleo de los países de la OPEP, lo cual tendría consecuencias perjudiciales para los pobres del mundo. Si bien se ha argüido con frecuencia que la economía estadounidense es capaz de absorber los costos crecientes del petróleo que pueden resultar de una mayor participación de la OPEP en el mercado de la demanda mundial, un aumento gradual de los costos de energía contribuirá probablemente a ensanchar la brecha económica entre las sociedades industrializadas y el mundo en desarrollo. Según un estudio realizado por la OIE en 2002, sin un gran adelanto tecnológico y si la demanda de petróleo se encara en la forma acostumbrada, más de 1.400 millones de personas seguirán sin electricidad moderna en 2030 — es decir sólo 200 millones menos que ahora. Además, durante los últimos treinta años, los países en desarrollo han tomado préstamos de miles de millones de dólares de instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para pagar por un petróleo que no está a su alcance. Esta tendencia probablemente empeorará si con el tiempo aumenta la dependencia de la OPEP.
Paradójicamente, la política de los países de la OPEP de promover precios del petróleo cada vez más altos, contribuyendo de esta manera al endeudamiento masivo del mundo en desarrollo, no ha ayudado a elevar los niveles de vida de sus propias poblaciones. En algunos países, los ingresos petroleros se han despilfarrado en corrupción oficial o se emplearon para financiar el aventurismo militar, el terrorismo internacional o programas mayores de adquisición de armamentos. Costos energéticos más bajos, como resultado de nuevos descubrimientos o grandes adelantos en eficiencia energética o en fuentes de energía alternativa, podrían obligar a esos regímenes a perseguir más vigorosamente la diversificación económica y, en los pocos casos donde pudiera ser aplicable, limitar el capital invertido en programas que sean contrarios a los intereses de Estados Unidos.
UN LLAMADO A LA ACCIÓN
Estados Unidos dispone de muchos medios para influenciar las perspectivas energéticas mundiales. Con el aumento de las importaciones petroleras estadounidenses, factor de gran importancia en los mercados energéticos internacionales, cualquier cambio en la política de Estados Unidos que pueda reducir en forma significativa el ritmo del aumento en la importación podría impactar los planes de OPEP para aumentar su participación en el mercado y limitar también las consecuencias medioambientales de la utilización irrestricta de la energía.
Nadie duda de que una combinación de instrumentos y normas fiscales puede desacelerar el aumento estadounidense en la demanda de petróleo como combustible del transporte. Huelga decir que Estados Unidos, y Canadá con una base de consumo mucho más baja, se distinguen de los demás países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Japón y los países de la Unión Europea (UE), mediante impuestos elevados al consumo, lograron fundamentalmente poner fin al aumento en la demanda de petróleo. En ambos casos, se anticipa que el aumento total durante la década actual bajará entre 0,1 y 0,2 por ciento anual. En lo que respecta a la demanda de gasolina, el consumo europeo en realidad está registrando una baja, al optar los consumidores por vehículos propulsados por motores diesel más eficientes.
Entre las estrategias energéticas de Estados Unidos se podría incluir aumentos modestos en los impuestos al combustible, combinados con incentivos para usar combustible diesel de bajo azufre en lugar de gasolina, lo que resultaría en una mayor eficiencia. Además, podría regularse más los vehículos utilitarios deportivos, que están mayormente exonerados de otras normas de eficiencia estadounidenses. Las estrategias podrían incluir reglamentos que obliguen a que las flotillas de vehículos gubernamentales sean propulsadas por gas natural o energía eléctrica. Una tasa de impuesto móvil aplicada a los vehículos nuevos de lujo, basada en su rendimiento por kilometraje, podría ser otra forma de promover tecnologías más eficientes en el mercado sin gravar la gasolina propiamente dicha.
La investigación y el desarrollo deben ser también un medio principal de promover una política energética efectiva. Entre las prioridades estadounidenses de investigación y desarrollo figuran la Iniciativa nacional sobre nanotecnología (NNI), FreedomCar, la Iniciativa para el combustible hidrógeno y el Proyecto del Reactor Experimental Termonuclear Internacional (ITER). El presidente Bush ha prometido 1.700 millones de dólares para estos programas durante los próximos cinco años, lo cual representa un impulso importante para que el hidrógeno se convierta en un combustible del futuro.
Sin embargo, los críticos afirman que se necesitaría comprometer miles de millones de dólares para promover la ciencia fundamental necesaria para resolver los problemas energéticos y ambientales que la comunidad mundial enfrentará en las décadas venideras. Este esfuerzo de investigación puede hacerse en colaboración con otros países consumidores principales, produciendo beneficios para todos y con el propósito de lograr adelantos revolucionarios en energía solar, eólica, carbón de combustión limpia, hidrógena, fusión, una nueva generación de reactores por fisión, células combustibles, pilas y una nueva red de energía eléctrica que pueda unir a todas estas fuentes de energía.
Además de las iniciativas estadounidenses, no hay duda que existe lugar considerable para aumentar la eficiencia energética en otras principales sociedades consumidoras de energía en el mundo en desarrollo. A medida que los principales países consumidores de energía como Rusia, China, India y Brasil alteran radicalmente sus señales económicas asociadas a los costos de la energía, e inyectan principios de precios basados en el mercado como sustituto de los abastecimientos energéticos subsidiados, los ahorros en la demanda de petróleo pueden ser drásticos, especialmente en los sectores doméstico y de generación de energía. El avance continuo hacia la liberalización del mercado de la energía en todo el mundo, especialmente en otros terrenos aparte del sector del transporte, puede impactar de forma significativa el aumento de las necesidades de energía primaria en el mundo en desarrollo.
El gobierno de Estados Unidos debe adoptar también una postura mucho más proactiva frente a Rusia y China en lo que respecta al sector energético internacional. Podría servir de ayuda a Estados Unidos y otros países miembros de la OIE, romper el dominio que la OPEP ejerce sobre el mercado de la energía y ayudar a estas dos importantes potencias energéticas a definir sus propias metas en formas que sean compatibles con los objetivos de Estados Unidos. China necesita que se la aliente a mejorar sus planes para las reservas estratégicas, y hay maneras de que Estados Unidos pueda asistirla en hacerlo, ya sea auspiciando el ingreso de China en la OIE o asistiendo en la creación de nuevos arreglos regionales de seguridad energética.
Por último, Estados Unidos y otros países industriales pueden hacer mucho más para mejorar los mecanismos institucionales que favorecen a los mercados en lugar de la intervención política de los productores de petróleo. Estados Unidos debe demostrar su liderazgo y examinar seriamente las maneras de armonizar las reglas del comercio y la inversión petrolera mundial con las reglas que rigen el comercio de los bienes manufacturados y los servicios. Esto significaría incrementar el comercio y la inversión libres dentro de los países de la OIE y discriminar activamente a aquellos países que no permiten la inversión extranjera en sus recursos energéticos y que limitan sus exportaciones para manipular los precios. La liberalización y el acceso abierto a la inversión en todos los recursos energéticos internacionales significarían su desarrollo oportuno en lugar de las demoras inquietantes que existen hoy. Debido a la falta de normas mundiales en el sector petrolero, el mundo experimenta limitaciones en el abastecimiento por motivos políticos y de inversión de capital que paralizan a la economía mundial y perpetúan la pobreza en los países energéticamente pobres de Africa y Asia. La experiencia vivida por Rusia en los últimos cinco años, el rápido crecimiento de su producción de petróleo seguido de una liberalización económica, debería servir de ejemplo a otros países que todavía siguen cerrados de los beneficios que se obtienen con el aumento de los ingresos y la producción.


Unefa Yaracuy / Diciembre 2007 / Hombre y Sociedad / Recopilado por Carlos Vielma

RESUMEN DE PENSAMIENTO SOCIAL GRIEGO

PLATÓN

PRINCIPIOS
- La sociedad y el estado deben encargarse del bienestar de todos
- La sociedad es el medio de vida "natural" del hombre.
- Una sociedad ideal debe conformarse dentro de una ciudad ideal en la que el establecimiento de las diferentes clases sociales esté plenamente determinado
- Predominio de la ciudad-estado como forma de organización de la vida social

IDEAL POLITICO – SOCIAL
Creación de una sociedad ideal
- Conformación de una República con clases sociales determinadas por su formación académica y filosófica
- Formación del individuo desde un punto de vista más integral, pero enfocado a la clase social a la que debe pertenecer
- Las riquezas sólo deben pertenecer a la clase que las producen (los artesanos)
- Preparación de individuos especialmente para gobernar

LEGADO
- Concepción de organización del Estado a través de la conformación de la República
- Clasificación de las clases sociales
- Responsabilidad del Estado en la educación de sus ciudadanos
Nacimiento y conceptualización de la palabra de la “democracia”


ARISTÓTELES

PRINCIPIOS
- El hombre es un animal social (zóon politikon), es decir, un ser que necesita de los otros de su especie para sobrevivir
- Toda sociedad debe estar regulada por normas y reglas
- El núcleo originario de la comunidad social o política es la familia
La sociedad y el Estado deben garantizar deben garantizar el bien supremo de los hombres

IDEAL POLITICO – SOCIAL
- Distribución más homogénea de la riqueza
- Monarquía, Aristocracia y Democracia como formas de gobierno aceptables
- Alternabilidad de las funciones de Gobierno
- Predominio de la clase media

LEGADO
- Conceptualizaicón de la familia como célula fundamental de la sociedad
- Establecimiento de constituciones y leyes que rijan el comportamiento de los ciudadanos
- Reforzamiento del concepto de democracia

PRINCIPIOS QUE RIGEN EL PENSAMIENTO SOCIAL CLÁSICO GRIEGO

La filosofía de Platón


Sociedad y política
A diferencia de los sofistas, para quienes la sociedad era el resultado de una convención o pacto entre los individuos, para Platón la sociedad es el medio de vida "natural" del hombre. Si atendemos a las características de la vida humana, en efecto, podremos observar que el hombre no es autosuficiente, ni en cuanto a la producción de bienes materiales necesarios para su supervivencia, ni en cuanto a los aspectos morales y espirituales que hacen de la vida del hombre algo propiamente humano. Las tendencias que inclinan al hombre al amor, a la amistad, a la convivencia en general, son tendencias naturales, por lo que no tendría sentido pensar que el medio, necesariamente social, en el que se desarrollan, fuera algo no-natural. Esta teoría de la "sociabilidad natural" del hombre será mantenida posteriormente también por Aristóteles.

La vida social de los humanos
Por lo demás, forma parte de las convicciones sociales, firmemente asentadas en la época, la idea de que la vida del hombre se identifica, de alguna manera, con su vida social. El predominio de la ciudad-estado como forma de organización de la vida social en Grecia fortalecía el predominio de la vida comunal, hasta el punto de que difícilmente se podría concebir la vida del hombre manteniéndose ajena al Estado; no obstante, esa tendencia debía ser compatible con el individualismo que también se manifiesta en la vida y en las tradiciones culturales griegas. De ahí las similitudes que establecerá Platón en la República entre la moral individual y la moral colectiva, o entre el gobierno de los bienes individuales y el gobierno de los bienes colectivos, que le permitirá comparar la naturaleza del hombre y la naturaleza del Estado con el fin de avanzar en sus investigaciones. Además, hemos visto que para Platón tenía que existir el Bien en sí (la Idea de Bien), por lo que difícilmente la referencia del buen comportamiento del individuo puede ser distinta de la del buen comportamiento del Estado. Tiene que existir un único modelo de comportamiento moral. Y ese modelo ha de tener un carácter absoluto.

La teoría política de Platón
Platón nos expone su teoría política, - que será revisada en el Político y en Las Leyes -, en la República, obra perteneciente a su período de madurez. La República es una obra que tiene por objeto de discusión determinar en qué consiste la justicia. Consta de diez libros que podemos agrupar en cinco partes, según los temas tratados: a) el libro primero en el que se plantea el tema de qué es la justicia sería una especie de prólogo, al que seguirían b) los libros II, III, y IV que tendrían por objeto estudiar la justicia en la ciudad ideal, c) cuyas formas de organización, de gobierno, características de sus clases sociales, etcétera, se establecerán en los libros V , VI y VII; d) estudiando posteriormente los males que arrastran a las ciudades hacia la ruina, la injusticia, en los libros VIII y IX; e) terminando la obra con la condena de la poesía y de aquellas formas de arte que no muestran una mala imagen de las cosas, así como con una reflexión sobre el destino final del alma. Por supuesto que, en el curso de las sucesivas discusiones, serán tratados en la República otros temas de no menor importancia en la obra de Platón, como ya hemos visto anteriormente (teoría de las Ideas, antropología, teoría del conocimiento...)

El tema, - qué es la justicia -, se plantea, pues, en el libro primero, ofreciéndose diversas soluciones, según la opinión de los hombres buenos, la de los sofistas, etc., encargándose Sócrates, como es habitual en los diálogos platónicos , de demostrar las insuficiencias de las definiciones de justicia aportadas. Se plantea entonces la necesidad de encontrar un método que permita llegar a esa definición de un modo más preciso.
Sócrates recalca la necesidad de que la virtud, en este caso la justicia, sea común al hombre y a la ciudad; podríamos buscarla por lo tanto en uno y en otra; pero dada la mayor magnitud de la ciudad deberá estar la justicia inscrita en ella con caracteres más gruesos que en el individuo y, por lo tanto, más fáciles de encontrar. Pero como no hay ninguna ciudad conocida de la que realmente podamos decir que es justa, Sócrates propone la creación de una ciudad ideal: siendo una sociedad perfecta no podrá carecer de ninguna perfección y deberemos encontrar en ella la justicia.

La sociedad ideal
¿Cómo sería, pues, la ciudad ideal? Dado que la ciudad debe existir para satisfacer las necesidades de los hombres, ya que éstos no son independientes unos de otros ni autosuficientes para abastecerse, el primer fin que debe garantizar toda sociedad es un fin económico. Los hombres tienen diferentes capacidades y habilidades, siendo preferible que cada uno desarrolle las que posee por naturaleza, lo que introduce la división del trabajo en la organización de la sociedad. En una ciudad ideal deberán existir, por lo tanto, todo tipo de trabajadores: granjeros, carpinteros, labradores, herreros, etc., de modo que todas las necesidades básicas que de garantizadas, posee una ciudad ideal no puede faltar de nada. Sin embargo, continúa Sócrates, una sociedad que sólo atendiera las necesidades materiales básicas sería una sociedad demasiado dura, pues el hombre necesita también satisfacer otras tendencias de su naturaleza relacionadas con el arte, la poesía, la diversión en general, etc.. El fin de la ciudad, que comienza siendo estrictamente económico, no se limita a la producción de bienes, sino que se encamina más bien a hacer posible una vida feliz para el hombre.
A medida que la sociedad aumenta en número de ciudadanos, los recursos necesitan ser ampliados, lo que puede dar lugar a la conquista de territorios vecinos para satisfacer las necesidades de todos, conduciendo a la guerra; pero si seguimos el mismo principio de división del trabajo tendrá que haber especialistas en la guerra, que sean los encargados exclusivamente de las actividades bélicas, a los que Sócrates llamará guardianes de la ciudad. Falta todavía algo en esta ciudad ideal: determinar quiénes serán los encargados de gobernarla. A la clase de los artesanos y de los guardianes hemos de añadir una tercera clase, la de los gobernantes. Éstos serán elegidos de entre los mejores de los guardianes, que serán llamados desde entonces "auxiliares", reservando el de guardianes para la clase de los gobernantes.

Del análisis de las necesidades sociales que debe cubrir una sociedad ideal deduce Sócrates, pues, la necesaria existencia de tres clases sociales: la de los artesanos, la de los guerreros o auxiliares, y la de los gobernantes o guardianes. Pero cada una de estas clases ha de tener unas características distintas a las que poseen en la sociedad actual dice Sócrates. La clase de los artesanos, que generalmente realiza las actividades productivas pero no obtiene los beneficios económicos de su producción, lo que es fuente de conflictos, ha de ser en la ciudad ideal la poseedora de la riqueza; del mismo modo será la única clase que tenga derecho a la propiedad privada y a la familia; y ha de permitírsele disfrutar de los goces materiales que derivan de la posesión de la riqueza. La clase de los guerreros o auxiliares, por el contrario, no puede tener acceso la riqueza, para evitar la tentación de defender sus intereses privados en lugar de los intereses colectivos, y terminar utilizando la fuerza contra los ciudadanos; estarán desprovistos de propiedad privada, y tampoco tendrán familia, debiendo vivir en unos barracones en los que tengan todo lo necesario para realizar sus actividades, en los que vivirán de forma comunitaria, compartiéndolo todo hombres y mujeres, pues no hay ninguna razón para excluir a las mujeres de ningún tipo de actividad, ya que tanto en el hombre como en la mujer se encuentran similares dones o cualidades naturales, igualmente útiles para la ciudad. Tampoco la clase de los verdaderos guardianes o gobernantes tendrá acceso a la propiedad privada ni a la familia, debiendo velar únicamente por el buen gobierno de la ciudad; deberán centrarse en el estudio a fin de conocer lo bueno para gobernar adecuadamente la ciudad, por lo que su vida estará alejada de todas las comodidades innecesarias para cumplir su función.

¿Cómo se determinará quiénes han de pertenecer a una u otra de estas clases sociales? Será necesario para ello establecer un proceso educativo en el curso del cual se podrá determinar qué tipo de naturaleza tiene cada hombre y, por lo tanto, a qué clase social ha de pertenecer. Aquí establece Sócrates una comparación entre la naturaleza del Estado y la naturaleza del individuo: del mismo modo que en el estado encontramos tres clases sociales, encontramos en el individuo tres partes del alma, correspondiéndole una virtud a cada una de ellas. El paralelismo entre la moral individual y la moral del Estado permite establecer que la virtud que corresponde a cada clase social ha de corresponder a los individuos que la constituyen. La virtud de la clase los artesanos es la templanza, es decir, el disfrute con moderación de los bienes materiales; la virtud propia de la clase de los guerreros o auxiliares es la valentía o coraje; y la virtud propia de los verdaderos guardianes gobernantes es la sabiduría. Ahora bien, estas tres virtudes pertenecen, cada una de ellas, a una parte del alma: la sabiduría al alma racional; la valentía al alma irascible y la templanza al alma concupiscible. Aquellos en quienes domine el alma racional han de pertenecer, por lo tanto, a la clase de los verdadero guardianes o gobernantes; en quienes predomine el alma irascible, a la clase de los guerreros o auxiliares; y en quienes predomine el alma concupiscible, a la clase de los artesanos. Habiendo determinado la virtud que corresponde a cada clase social estaremos en condiciones de determinar en qué puede consistir la justicia en la ciudad ideal: la justicia consistirá, no pudiéndose identificar con la sabiduría, ni con el coraje, ni con la templanza, en que cada clase social (y cada ciudadano ) se ocupe de la tarea que le corresponde. La injusticia consistirá en la injerencia arbitraria de una clase social en las funciones de otra: que los auxiliares o los artesanos pretendan gobernar, por ejemplo.


Si la pertenencia a una clase social viene determinada por la naturaleza del alma, y no por herencia, una sociedad tal ha de dar una importancia primordial a la educación. Será, en efecto, a través de ese proceso educativo como se seleccionen los individuos que han de pertenecer a cada clase social, en función de su tipo de alma; y qué tipo de educación ha de recibir cada individuo en función de la clase social a la que deba pertenecer. En la República establece Platón detalladamente el programa de estudios que debería imperar en la ciudad ideal, haciendo especial hincapié en el educación de los gobernantes. Todos los niños y niñas deberían recibir inicialmente la misma formación. Platón considera que la educación recibida en los primeros años de la vida es fundamental para el desarrollo del individuo, por lo que en la ciudad ideal nadie ha de ser privado de ella, ni en razón de su sexo ni por ninguna otra causa: el proceso educativo tiene, al mismo tiempo que un objetivo formativo, la misión de determinar qué tipo de alma predomina en cada individuo, es decir, su naturaleza, en virtud de la cual formará parte de una u otra clase social.

Esa educación correrá a cargo del Estado, en ningún caso a cargo de las familias, para evitar las influencias negativas que suponen las narraciones que las madres y las nodrizas cuentan a los niños pequeños. Los niños deben comenzar su proceso educativo a través de actividades lúdicas, para lo cual los educadores de la ciudad ideal elegirán aquellos juegos que consideren adecuados para desarrollar en los niños la comprensión de las normas de los juegos y, con ello, un primer acercamiento al valor y sentido de la ley. Las primeras enseñanzas que recibirán se centrarán en torno a la poesía y la música. No obstante, el uso que hacen los poetas del lenguaje les permite esconder todo tipo de narraciones, incluso aquellas que pueden resultar negativas, bajo la belleza y el encanto de sus palabras, por lo que puedan resultar muy perniciosos; esa es la razón de que la poesía se vea gravemente censurada en la ciudad ideal de Platón.
Corresponderá a los educadores de la ciudad ideal determinar qué tipo de poemas se deben estudiar: aquellos adecuados para suscitar el amor a cualquier manifestación de la virtud. La música formará parte también del educación, analizando la forma y el ritmo de los poemas y el acompañamiento que les resulte necesario. El estudio del ritmo y la armonía suscitará en ellos una elevación hacia la comprensión y el respeto de las obras bellas y puras, lo que les alejará del vicio. El amor por la belleza desarrollará en ellos la generosidad, la grandeza de alma, la moderación y el coraje. A estas enseñanzas se unirá la educación física que, agilizando y fortaleciendo el cuerpo contribuirá a desarrollar mejor las virtudes del alma. Todo ello se acompañará de una alimentación correcta con el objetivo de mantener la salud, y hacer de la medicina un recurso secundario.
A lo largo de este proceso educativo algunos niños tendrán tendencia a abandonar sus estudios, que les resultarán difíciles y aún odiosos, mientras que otros irán desarrollando un entusiasmo cada vez mayor en torno al conocimiento. Los primeros pasarán a formar parte de la clase de los artesanos, habiendo mostrado una mayor inclinación hacia el contacto con lo material; los que persistan en sus estudios pasarán a formar parte de la clase de los guardianes o auxiliares. La perseverancia en el estudio, entre los que pertenecen a la clase de los guardianes, pone de manifiesto que en el individuo predomina el alma racional, por lo que serán éstos los elegidos para formar la clase de los gobernantes, quienes serán sometidos a un proceso educativo que comenzará con el estudio de las matemáticas y terminará con el estudio de la dialéctica, con el conocimiento de las Ideas. En el caso de que alguien perteneciente a la clase los gobernantes perdiera posteriormente ese interés por el estudio y por el conocimiento, pasaría a formar parte de la clase inferior, la de los auxiliares o guardianes. Lo mismo ocurriría con quien, perteneciendo la clase de los guardianes, mostrara una mayor inclinación hacia el disfrute de los bienes materiales, que pasaría a formar parte entonces de la clase de los artesanos.

La tarea de gobernar recaerá, pues, sobre aquellos que conozcan las Ideas, es decir, sobre los filósofos. Es ésta una de las características novedosas de la República y que, al chocar frontalmente con la práctica habitual en la época, merece una explicación que nos ofrece Platón en el libro VI. El filósofo pasa por ser un personaje extravagante, en la Atenas de la época, y ocupado en sus estudios e investigaciones no parece ser el individuo idóneo para dirigir la ciudad. Pero en la ciudad ideal, que ha de ser gobernada de acuerdo con la Idea de Bien, los únicos que alcanzan ese conocimiento son los filósofos por lo que, por paradójico que parezca, ha de ser a ellos a quienes les corresponda gobernar, pues son los únicos que alcancen el conocimiento de dicha Idea. La mejor forma de gobierno posible es aquella en la que un filósofo gobierne; pero si no es posible que uno sólo destaque sobre los demás, el gobierno deberá ser ejercido por varios filósofos y durante un corto período de tiempo, para evitar todos los males que genera la persistencia en el poder.

En función de lo dicho lo largo de la República, en torno a la ciudad ideal, Platón realiza un análisis de las formas de gobierno, que irá graduando desde la mejor hasta la peor. En primer lugar sitúa la aristocracia, es decir, el gobierno de los mejores, que vendría representado por el gobierno de la República ideal; en ella los mejores son los que conocen las Ideas, los filósofos, y su gobierno estaría dominado por la sabiduría. La segunda mejor forma de gobierno la representaría la timocracia, el gobierno de la clase los guardianes, que no estaría ya dirigida por la sabiduría, sino por la virtud propia de la parte irascible del alma, que es la propia de dicha clase, abriendo las puertas al desarrollo de la ambición, que predominaría en la siguiente forma de gobierno, la oligarquía, el gobierno de los ricos, y cuyo único deseo se cifra en la acumulación de riquezas. Posteriormente encontramos la democracia, cuyo lema sería la libertad e igualdad entre todos los individuos y cuyo resultado, según Platón, es la pérdida total del sentido de los valores y de la estabilidad social. No cabe duda de que Platón tiene en mente la democracia ateniense que tan odiosa le resultó después de la condena de Sócrates, aprovechando para satirizar el predominio de los discípulos de los sofistas en la vida pública. Por último, en el lugar más bajo de la escala, se encuentra la tiranía, que representaría el gobierno del despotismo y de la ignorancia, dominado el tirano por las pasiones de la parte más baja del alma, dando lugar al dominio de la crueldad y de la brutalidad.

En el Político nos ofrecerá otra clasificación de las formas de gobierno, según el criterio de la buena ordenación del gobierno, es decir, del respeto de las leyes. El gobierno puede estar en manos de uno, de varios, o de muchos. Si respetan las leyes la monarquía es el mejor, seguido de la oligarquía y, en último lugar, de la democracia, por lo que la democracia es catalogada como la peor forma de los gobiernos que tienen ley; pero si no se respetan las leyes entonces la jerarquía se invierte, siendo mejor la democracia, peor la oligarquía y, en último lugar, la tiranía.

En Las Leyes se amplían algunos de los aspectos tratados en la República, respecto a la educación, el análisis y las funciones de la guerra, el endurecimiento de las leyes, etc., en una dirección en la que predomina el pesimismo acerca de la posibilidad de implantar la ciudad ideal de la República y en la que Platón tienden hacia consideraciones prácticas, a veces difícilmente conciliables con la vida real, en el intento de construir una sociedad perfecta aislada del tiempo y del espacio y de todo posible devenir.
La filosofía de Aristóteles


Sociedad y política
La teoría social y política aristotélica
1. El interés por las cuestiones sociales y políticas es una de las características de la actividad filosófica de Platón, y queda reflejado suficientemente en la República. Aunque en Aristóteles no alcance la misma dimensión que en Platón también formará parte importante de su obra, especialmente en correlación con la ética, configurando lo que se ha dado en llamar la filosofía práctica aristotélica. Aristóteles estudia las cuestiones sociales y políticas en las "Constituciones" y en la "Política". Más que el diseño de lo que debería ser una sociedad perfecta o justa, lo que le interesa a Aristóteles es determinar las características del espacio social en el que se ha de desarrollar la vida del hombre. También bosquejará tímidamente su sociedad ideal, en los libros 7 y 8 de la "Política"; pero al igual que en otros aspectos de su obra se sentirá más atraído por el análisis de la experiencia, en este caso, el del experiencia de la vida colectiva o social del hombre.
2. Respecto al origen y constitución de la sociedad mantendrá, al igual que Platón, la teoría de la "sociabilidad natural" del hombre. El hombre es un animal social (zóon politikon), es decir, un ser que necesita de los otros de su especie para sobrevivir; no es posible pensar que el individuo sea anterior a la sociedad, que la sociedad sea el resultado de una convención establecida entre individuos que vivían independientemente unos de otros en estado natural: "La ciudad es asimismo por naturaleza anterior a la familia y a cada uno de nosotros". El todo, argumenta Aristóteles, es anterior a las partes; destruido lo corporal, nos dice, no habrá "ni pie ni mano a no ser en sentido equívoco"; el ejemplo que toma como referencia sugiere una interpretación organicista de lo social, en la que se recalca la dependencia del individuo con respecto a la sociedad.

Cita: "Es pues manifiesto que la ciudad es por naturaleza anterior al individuo, pues si el individuo no puede de por sí bastarse a sí mismo, deberá estar con el todo político en la misma relación que las otras partes lo están con su respectivo todo. El que sea incapaz de entrar en esta participación común, o que, a causa de su propia suficiencia, no necesite de ella, no es más parte de la ciudad, sino que es una bestia o un dios". ("Política", libro 1,1)

3. El núcleo originario de la comunidad social o política es la familia. Las necesidades naturales de los hombres, las necesidades reproductivas que llevan al apareamiento, por ejemplo, llevan a la configuración de este pequeño grupo social que será la base de organizaciones más amplias como la aldea y la ciudad: "La familia es así la comunidad establecida por la naturaleza para la convivencia de todos los días". Las pequeñas asociaciones de grupos familiares dan lugar a surgimiento de la aldea; y la asociación de aldeas da lugar a la constitución de la ciudad: "de aquí que toda ciudad exista por naturaleza, no de otro modo que las primeras comunidades, puesto que es ella el fin de las demás". Aristóteles utiliza también el argumento del lenguaje para reforzar su interpretación de la sociabilidad natural del hombre: a diferencia de otros animales el hombre dispone del lenguaje, un instrumento de comunicación, por ejemplo, que requiere necesariamente del otro para poder ejercitarse; sería absurdo que la naturaleza nos hubiera dotado de algo superfluo; y sería difícilmente explicable el fenómeno lingüístico si partiéramos de la concepción de la anterioridad del individuo respecto a la sociedad.
Cita: "El por qué sea el hombre un animal político, más aún que las abejas y todo otro animal gregario, es evidente. La naturaleza - según hemos dicho - no hace nada en vano; ahora bien, el hombre es entre los animales el único que tiene palabra." (Política, libro 1, 1).
4. Aristóteles, como Platón, considera que el fin de la sociedad y del Estado es garantizar el bien supremo de los hombres, su vida moral e intelectual; la realización de la vida moral tiene lugar en la sociedad, por lo que el fin de la sociedad, y del Estado por consiguiente, ha de ser garantizarla. De ahí que tanto uno como otro consideren injusto todo Estado que se olvide de este fin supremo y que vele más por sus propios intereses que por los de la sociedad en su conjunto. De ahí también la necesidad de que un Estado sea capaz de establecer leyes justas, es decir, leyes encaminadas a garantizar la consecución de su fin. Las relaciones que se establecen entre los individuos en una sociedad son, pues, relaciones naturales. Aristóteles estudia esas "leyes" de las relaciones entre los individuos tanto en la comunidad doméstica, la familia, como en el conjunto de la sociedad, deteniéndose también en el análisis de la actividad económica familiar, del comercio y del dinero.
5. Así, respecto a la comunidad doméstica, considera naturales las relaciones hombre-mujer, padres-hijos y amo-esclavos; de esa naturalidad se deduce la preeminencia del hombre sobre la mujer en el seno de la familia, la de los padres sobre los hijos y la del amo sobre los esclavos; en este sentido no hace más que reflejar las condiciones reales de la sociedad ateniense de la época, limitándose a sancionarla. Resulta chocante en la actualidad la consideración de la esclavitud como un estado natural de algunos hombres, tanto como la consideración negativa y subsidiaria de la mujer. Respecto a la actividad económica considera que hay una forma natural de enriquecimiento derivada de las actividades tradicionales de pastoreo, pesca, caza y agricultura, estableciendo sus dudas acerca de que sea una actividad natural el trueque, a menos que sea para satisfacer una necesidad. El uso del dinero como forma de enriquecimiento es considerado "no natural", criticando especialmente el aumento del dinero mediante el préstamo con interés; (no podemos imaginar lo que pensaría Aristóteles de nuestro actual sistema financiero...)

6.En el estudio de las diversas Constituciones de las ciudades-estado de su época nos propone una teoría de las formas de gobierno basada en una clasificación que toma como referencia si el gobierno procura el interés común o busca su propio interés. Cada una de estas clases se divide a su vez en tres formas de gobierno, o tres tipos de constitución: las buenas constituciones y las malas o desviadas. Las consideradas buenas formas de gobierno son la Monarquía, la Aristocracia y la Democracia (Politeia); las consideradas malas, y que representan la degeneración de aquellas son la Tiranía, la Oligarquía y la Democracia extrema o (Demagogia). La Monarquía, el gobierno del más noble con la aceptación del pueblo y el respeto de las leyes, se opone a la Tiranía, donde uno se hace con el poder violentamente y gobierna sin respetar las leyes; La Aristocracia, el gobierno de los mejores y de mejor linaje, se opone a la Oligarquía, el gobierno de los más ricos; La Democracia o Politeia, el gobierno de todos según las leyes establecidas, se opone a la Demagogia, el gobierno de todos sin respeto de las leyes, donde prevalece la demagogia sobre el interés común.

Las formas de gobierno
La Democracia moderada o "Politeia" es considerada por Aristóteles la mejor forma de gobierno, tomando como referencia la organización social de la ciudad-estado griega; una sociedad por lo tanto no excesivamente numerosa, con unas dimensiones relativamente reducidas y con autosuficiencia económica y militar, de modo que pueda atender a todas las necesidades de los ciudadanos, tanto básicas como de ocio y educativas. Lo que le hace rechazar, o considerar inferiores, las otras formas buenas de gobierno es su inadecuación al tipo de sociedad que imagina, considerándolas adecuadas para sociedades o menos complejas y más rurales o tradicionales; pero también el peligro de su degeneración en Tiranía u Oligarquía, lo que representaría un grave daño para los intereses comunes de los ciudadanos. Probablemente Aristóteles tenga presente el tipo de democracia imperante en Atenas a finales del siglo V, la de la Constitución de los cinco mil; le parece preferible una sociedad en la que predominen las clases medias y en la que en los ciudadanos se vayan alternando en las distintas funciones de gobierno, entendiendo que una distribución más homogénea de la riqueza elimina las causas de los conflictos y garantiza de forma más adecuada la consecución de los objetivos de la ciudad y del Estado.




Universidad Nacional Experimental de la Fuerza Armada (UNEFA). Semestre II, Básico Ingeniería. Cátedra Hombre y Sociedad,
Recopilado por profesor Carlos Vielma de las páginas http://www.webdianoia.com/aristoteles/aristoteles_polis.htm y http://www.webdianoia.com/platon/platon_fil_polis.htm . Octubre 2007

Hombre y Sociedad: REALIZAR ENSAYO SOBRE SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

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